Los Trastornos de la Alimentación cada día son más frecuentes y preocupantes en nuestra sociedad.
Como sucedió en décadas anteriores con la anorexia o la bulimia, la obesidad infantil y la obesidad mórbida en adultos, son patologías que están avanzando progresivamente en nuestro país en la actualidad, como lo hizo en décadas anteriores la anorexia o la bulimia.
También están apareciendo nuevos trastornos como el Vomiting (vómitos compulsivos) la Ortorexia (en la que la alimentación supuestamente sana se transforma en una obsesión), o la Vigorexia (en la que se persigue un cuerpo musculado, para lo cual se utilizan fármacos y hormonas y se reduce la variedad alimentaria).
Estos Trastornos de la Alimentación vienen acompañados de sentimientos de culpa, tristeza, sentimiento de inadecuación, rechazo social, dificultades laborales, dificultades en las relaciones tanto con amigos y familia, como con posibles parejas, incluso autolesiones o ideas suicidas, etc. La salud física sufre un gran deterioro, pudiendo en los trastornos graves llevar a la muerte.
Sin Tratamiento adecuado y especializado (que incluye frecuentemente un abordaje integral de los aspectos físicos, psicológicos, relacionales, familiares…) estos trastornos tienden a la cronificación.
A continuación detallamos las particularidades de cada uno de estos trastornos de la alimentación:
Síntomas de la Anorexia Nerviosa
Para que podamos realizar un diagnóstico de anorexia nerviosa deben darse los siguientes criterios (según la clasificación internacional DSM IV)
anorexia nerviosa
Dentro del trastorno de alimentación encontramos Anorexia nerviosa de tipo restrictivo: cuando el/la paciente no suele recurrir a la provocación del vómito, utilización de laxantes, etc. sino que utiliza la restricción alimentaria para controlar su peso y la Anorexia nerviosa de tipo compulsivo / purgativo en la que sí que se dan atracones y/o purgas con laxantes o vómitos voluntarios.
Factores psicosociales relacionados con la Anorexia Nerviosa
La anorexia nerviosa, es un síndrome de la sociedad occidental, opulenta y solvente en la que además encontramos la moda de la delgadez, divulgada a través de los medios de comunicación y dirigida específicamente a la mujer. En el tercer mundo, donde el alimento es escaso y la delgadez no es una moda, no encontramos este tipo de patología.
Otro factor cultural que incide en el aumento del trastorno de anorexia en los últimos años, ha sido la variedad de papeles que se le imponen a la mujer; En las últimas décadas la mujer ha pasado de un rol femenino tradicionalmente pasivo (en el que la mujer permanecía en el hogar y su función se limitaba al cuidado de los otros miembros de la unidad familiar) a un rol activo lleno de exigencias en el que la mujer debe además, competir con el otro género en terrenos en los que antes no competía (fuera del hogar, en la universidad, en el trabajo, en los deportes,…).
El bienestar de los hijos es hoy un imperativo central y además, la dependencia de los hijos respecto a los padres se ha visto prorrogada enormemente. Estas circunstancias hacen que los padres se sientan más responsables de la alimentación de los hijos y durante más tiempo. La alimentación es por tanto un elemento que continúa estando en juego en la comunicación de las familias.
Los factores anteriormente nombrados conforman un marco social que es indispensable para que se de la anorexia, pero no suficiente. La sociedad predispone para que aparezca esta patología y no otra, pero es necesario que se den otras variables personales, familiares y contextuales.
Los factores anteriormente nombrados conforman un marco social que es indispensable para que se de la anorexia, pero no suficiente. La sociedad predispone para que aparezca esta patología y no otra, pero es necesario que se den otras variables personales, familiares y contextuales.
En la base de la anorexia nerviosa encontramos un profundo sentimiento de inadecuación. Se sienten “defectuosas”, impotentes, superadas y pasivas. En una primera etapa de la enfermedad consiguen aliviar esta angustia centrando su malestar en algo definido y acorde con la cultura social actual (peso excesivo, caderas anchas, etc.) y obtienen cierto efecto antidepresivo inmediato con la dieta a la que se someten, que además es un movimiento activo que contrarresta el sentimiento de pasividad.
Estos Trastornos de la Alimentación vienen acompañados de sentimientos de culpa, tristeza, inadecuación, rechazo social, dificultades laborales, dificultades en las relaciones tanto con amigos y familia, como con posibles parejas, incluso autolesiones o ideas suicidas, etc.
Síntomas de la Bulimia Nerviosa
La bulimia o bulimia nerviosa, junto con la anorexia nerviosa son trastornos de la alimentación que se manifiestan principalmente en mujeres jóvenes consideradas hasta entonces como sanas, en las que aparece un miedo paralizante a engordar.
Para que podamos realizar un diagnóstico de bulimia nerviosa deben darse los siguientes criterios (según la clasificación internacional DSM IV).
En un trastorno de Bulimia, la presencia de atracones recurrentes. Un atracón se caracteriza por:
En la Bulimia pueden existir conductas compensatorias inapropiadas, de manera repetida, con el fin de no ganar peso, como son la provocación del vómito; el uso excesivo de laxantes, diuréticos, enemas u otros fármacos; el ayuno, y el ejercicio excesivo.
En un trastorno de Bulimia los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas tienen lugar, como promedio, al menos dos veces a la semana durante un período de 3 meses.
En un trastorno de Bulimia, la autoevaluación de quien padece bulimia nerviosa está exageradamente influida por el peso y la silueta corporales.
En un trastorno de bulimia nerviosa, al igual que en la anorexia, se describen los subtipos bulimia nerviosa purgativa y bulimia nerviosa no purgativa en función de lo que el paciente emplea para controlar la ansiedad, la culpa y el peso corporal, que pueden ser laxantes y vómitos o bien, en la modalidad no purgativa, restricción alimentaria y/o ejercicio físico.
Estos Trastornos de la Alimentación vienen acompañados de sentimientos de culpa, tristeza, inadecuación, rechazo social, dificultades laborales, dificultades en las relaciones tanto con amigos y familia, como con posibles parejas, incluso autolesiones o ideas suicidas, etc.
OBESIDAD
La obesidad es un trastorno crónico en el que observamos:
Muchas personas comentan que comen más o que comen demasiado cuando tienen problemas psicológicos, p.ej. cuando se sienten solas, tristes o estresadas.
Con frecuencia el descontrol está desencadenado por estados de ánimo disfóricos, como depresión o ansiedad. Otros sujetos no se ven capaces de identificar desencadenantes concretos, pero sí pueden manifestar una sensación inespecífica de tensión, que el comer consigue aliviar. Otro grupo de personas otorga una cualidad disociativa al descontrol alimentario que experimenta como una sensación de embotamiento o de estar drogado. Pero también hay muchos individuos que pasan todo el día comiendo sin horarios ni desencadenantes definidos.
Frecuentemente, las personas con este trastorno utilizan el comer descontroladamente como una forma de huir de sus emociones, para llenar un vacío interno o para evadir el estrés, la angustia y el dolor.
También hay casos en que se intenta inconscientemente poner una separación entre la persona afectada misma y los demás (“como soy gordo/a, no les gusto a los demás y nadie se me acercará”). Sin embargo, al mismo tiempo suelen ser personas necesitadas de cariño y, como en el caso de la Bulimia Nerviosa, el atracón puede ser utilizado como un “autocastigo” por no estar satisfechas consigo mismas.
Estos Trastornos de la Alimentación vienen acompañados de sentimientos de culpa, tristeza, inadecuación, rechazo social, dificultades laborales, dificultades en las relaciones tanto con amigos y familia, como con posibles parejas, incluso autolesiones o ideas suicidas, etc.
Trastorno del atracón
Muchas personas realizan un atracón alimentario de forma ocasional, pero esta conducta se transforma en un Trastorno de la Alimentación cuando se da una pérdida de control y cuando ocurre periódicamente.
El Binge Eating o Trastorno por Atracón es un Trastorno de la Alimentación que se caracteriza por atracones recurrentes en los que no existe conducta compensatoria inapropiada típica de la Bulimia Nerviosa (p.ej. autoinducción del vómito, abuso de laxantes u otros fármacos, ayuno y ejercicio físico excesivo).
Para que podamos realizar un diagnóstico de Trastorno por atracón deben darse los siguientes criterios (según la clasificación internacional DSM IV)
Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por las dos condiciones siguientes:
Los episodios de atracón se asocian a tres o más de los siguientes síntomas:
Profundo malestar al recordar el atracón.
Los atracones tienen lugar al menos dos días a la semana durante seis meses.
El atracón no se asocia a estrategias compensatorias inadecuadas (p.ej. purgas, ayuno, ejercicio físico excesivo) y no aparecen exclusivamente en el transcurso de una Anorexia Nerviosa o una Bulimia Nerviosa.
Muchas personas comentan que comen más o que comen demasiado cuando tienen problemas psicológicos, p.ej. cuando se sienten solas, tristes o estresadas.
Algunas personas manifiestan que su trastorno por atracón está desencadenado por estados de animo disfóricos, como depresión o ansiedad. Otros sujetos no se ven capaces de identificar desencadenantes concretos, pero sí pueden manifestar una sensación inespecífica de tensión, que el atracón consigue aliviar. Otro grupo de personas otorga una cualidad disociativa al atracón que experimenta como una sensación de embotamiento o de estar drogado. Pero también hay muchos individuos que pasan todo el día comiendo sin horarios ni desencadenantes definidos.
Frecuentemente, las personas con este trastorno por atracón utilizan el atracón como una forma de huir de sus emociones, para llenar un vacío interno o para evadir el estrés, la angustia y el dolor.
También hay casos en que el trastorno por atracón es una forma inconsciente de poner una separación entre la persona afectada misma y los demás (“como soy gordo/a, no les gusto a los demás y nadie se me acercará”). Sin embargo, al mismo tiempo suelen ser personas necesitadas de cariño y, como en el caso de la Bulimia Nerviosa, el atracón puede ser utilizado como un “autocastigo” por no estar satisfechas consigo mismas.
Estos Trastornos de la Alimentación vienen acompañados de sentimientos de culpa, tristeza, inadecuación, rechazo social, dificultades laborales, dificultades en las relaciones tanto con amigos y familia, como con posibles parejas, incluso autolesiones o ideas suicidas, etc.
Trastorno por Ortorexia
La Ortorexia es una nueva modalidad de trastorno de la alimentación. La diferencia de la ortorexia con los otros trastornos de la alimentación está en que, mientras que en la anorexia y la bulimia el problema gira en torno a la cantidad de comida, en la ortorexia gira en torno a la calidad.
Se entiende por ortorexia la obsesión patológica por la comida biológicamente pura. Las víctimas de esta enfermedad sufren una preocupación excesiva por la comida sana, convirtiéndose en el principal objetivo de su vida. Podría decirse que es un comportamiento obsesivo-compulsivo caracterizado por la preocupación de qué comer acompañado de la transferencia de los principales valores de la vida hacia el acto de comer, lo cual hace que los afectados tengan “un menú en vez de una vida”.
Para que podamos realizar un diagnóstico de Ortorexia deben darse los siguientes criterios,
Quien sufre un trastorno por Ortorexia pasa mas de 3 horas al día pensando en su dieta sana.
Quien sufre un trastorno por Ortorexia se preocupa mas de la calidad de la comida que del placer que supone el comer los alimentos.
Quien sufre un trastorno por Ortorexia conforme aumenta la pseudocalidad de su alimentación disminuye su calidad de vida.
Quien sufre un trastorno por Ortorexia se siente culpable cuando se salta sus convicciones dietéticas.
Quien sufre un trastorno por Ortorexia planifica hoy lo que va a comer mañana.
Quien sufre un trastorno por Ortorexia se va aislando socialmente por su manera de comer.
Estos son algunos de los criterios para diagnosticar al paciente que sufre de ortorexia. Los síntomas de la enfermedad son: depresión, ansiedad, hipocondría, hipervitaminosis o en su defecto hipovitaminosis.
Estos Trastornos de la Alimentación vienen acompañados de sentimientos de culpa, tristeza, inadecuación, rechazo social, dificultades laborales, dificultades en las relaciones tanto con amigos y familia, como con posibles parejas, incluso autolesiones o ideas suicidas, etc.
Trastorno por Vigorexia
El paciente que padece vigorexia persigue un cuerpo musculado, para ello, dedica su tiempo libre al ejercicio físico anaeróbico (normalmente en el gimnasio) utiliza fármacos y hormonas y reduce la variedad alimentaria, normalmente empleando dietas ricas en proteínas.
Quien sufre de vigorexia pasa la mayor parte del tiempo pensando y actuando para mantener la forma física y la musculatura máxima, comprueba su peso y medidas, se mira en el espejo reiteradamente, etc…, de esta manera, se ve deteriorada su calidad de vida, sus relaciones sociales y familiares e incluso su rendimiento académico o laboral.
Se entiende por vigorexia la obsesión patológica por un cuerpo perfecto y musculado. Las víctimas de esta enfermedad sufren una preocupación excesiva por su cuerpo, convirtiéndose en el principal objetivo de su vida.
Este trastorno, a caballo entre los problemas de alimentación y las nuevas adicciones, se caracteriza por un comportamiento obsesivo-compulsivo centrado en la preocupación de acudir al gimnasio y la transferencia de los principales valores de la vida hacia el acto de entrenar o muscular su cuerpo.
La vigorexia afecta sobre todo a hombres, aunque también puede darse en mujeres. La práctica de deporte moderado resulta muy saludable para nuestro organismo. Sin embargo, los afectados por la vigorexia muestran una preocupación excesiva por su aspecto físico que conlleva que la musculación a través de una actividad física pase de ser un objetivo saludable a un desorden emocional elevado a la categoría de obsesión. Este ansia por adquirir a toda costa una apariencia atlética puede llevar al consumo de sustancias perjudiciales para el organismo. Las consecuencias de este trastorno tienen su reflejo en la salud y en la conducta social de quienes lo padecen.
En ocasiones quienes sufren de vigorexia también recurren a una práctica más peligrosa para la salud, como es el dopaje para obtener un incremento de la masa muscular y disminuir la fatiga.
Los productos dopantes más utilizados son los anabolizantes, derivados sintéticos de la testosterona (hormona sexual masculina). Son sustancias que pueden provocar efectos adversos: problemas de impotencia, crecimiento desproporcionado de las glándulas mamarias, acné, caída del cabello, depresión, euforia, irritabilidad… y, en los casos más extremos, problemas de corazón y de hígado.
Estos Trastornos de la Alimentación vienen acompañados de sentimientos de culpa, tristeza, inadecuación, rechazo social, dificultades laborales, dificultades en las relaciones tanto con amigos y familia, como con posibles parejas, incluso autolesiones o ideas suicidas, etc.
Tratamiento de los trastornos de alimentación
En CBP Psicólogos realizamos un abordaje integral de los trastornos de alimentación con un tratamiento multidisciplinar aplicando los diferentes protocolos de actuación según el trastorno.
Los profesionales del Centro tienen amplia experiencia en el abordaje de estos trastornos. Nuestros protocolos incluyen la evaluación individual o familiar del problema para llegar a un diagnóstico preciso y una indicación de tratamiento que ha de adecuarse a cada caso.
Con frecuencia, utilizamos un tratamiento de múltiple impacto, en el que se combinan entrevistas individuales, con otras familiares o de pareja, llevadas a cabo ambas por un equipo terapéutico (psicoterapeuta directo, que conduce la entrevista y psicoterapeuta supervisor que sigue la misma a través de un circuito cerrado audiovisual).
Realizamos un tratamiento con objetivos y temporalidad precisa, especificadas en el contrato terapéutico que se ofrece tras la evaluación del problema. Como norma general, seguimos un tratamiento por fases y la periodicidad de las entrevistas suele ser quincenal.
CBP Psicólogos
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